MUJERES VARADAS EN LA ORILLA DE LA MUERTE
"La puta y la ballena" es el sugerente título de la nueva
película del director argentino Luis Puenzo, autor de películas como
"La historia oficial (1985)" (con la que ganó el Oscar a la Mejor Película
de habla no inglesa), "Gringo Viejo (1989)" y "La peste (1992)", así
pues, son 12 años los que ha tardado el director en volver a ponerse
tras la cámara.
El resultado no es todo lo satisfactorio que la premisa argumental parecía
ofrecer, pero tampoco resulta del todo desdeñable y si echamos una ojeada
a los títulos que figuran en la cartelera de nuestra ciudad veremos
que estamos ante un producto de interés pese a sus defectos.
El argumento gira en torno a la figura de Vera, una mujer que casi sin
darse cuenta ha quedado varada en su vida como una ballena en la orilla
del mar. Se siente tremendamente sola y ni siquiera la compañía de su
marido, su hijo o sus padres pueden consolarle, son como extraños para
ella, toda su vida la ha dedicado a hacer lo que los demás querían que
hiciera y ahora necesita hacer lo que a ella realmente le apetecería
hacer. En ese momento de su vida, acepta escribir los epígrafes para
las fotos de un argentino muerto durante la Guerra Civil Española, y
elige escaparse de España cuando descubre que tiene cáncer en el pecho
y hacerse una masteoctomía en Buenos Aires, donde continuará su investigación
sobre el fotográfo y las personas que se cruzaron en su vida, entre
las que se encuentra una mujer muy parecida a ella que acabó vendida
como puta en un burdel de la Patagonia, donde una ballena quedó varada
entonces y volverá a hacerlo en el presente.
Bajo esta interesante premisa, Puenzo desarrolla no una, sino dos películas
paralelas que se entrelazan hasta confluir en un final imposible y mágico
que desafía las barreras del tiempo y el espacio en el tango que se
marca Aitana Sánchez-Gijón con Leonardo Sbaraglia. Uno de los mayores
problemas que encontré al ver el film es que ninguna de las dos historias
prevalezca sobre la otra, lo que a veces da la impresión de estar haciendo
"zapping" frente a la tele y ya se sabe que viendo dos pelis al mismo
tiempo siempre acabas perdiéndote en la confusión.
La película peca de un excesivo metraje que supone un grave lastre para
el resultado global que sin embargo tiene momentos realmente brillantes
y que con mayor capacidad de síntesis podían habernos dado una de las
mejores películas del año. Otros defectos achacables al film podrían
ser algunos excesos visuales bajo una mirada que intenta ser cotidiana
y liberal y a veces parece exhibicionista y algo forzada (me refiero
por ejemplo a las innumerables escenas de desnudos integrales femeninos,
y no se ve en cambio ningún cuerpo masculino en igualdad de condiciones).
También resulta bastante precario el sonido (desconozco si esto es culpa
de la copia exhibida en la sala donde pude ver la película), ya que
hay gran cantidad de diálogos que resultan imposibles de entender, y
no sólo porque la mayoría de actores sean argentinos y en ocasiones
se utilicen palabras desconocidas en nuestro país, sino porque hay momentos
en que por ejemplo el nivel de audio de la música o de los efectos sonoros
está muy por encima de los diálogos.
En la parte positiva deben enmarcarse las interpretaciones de practicamente
la totalidad del plantel de actores. Destaca la siempre maravillosa
Aitana Sánchez-Gijón en un papel valiente, complejo y arriesgado, y
como no, el estupendo Miguel Ángel Solá, que borda su papel de ciego
proxeneta y que consigue que sus escenas sepan a poco. También merecen
mención Mercè Llorens, una debutante que pone toda la carne en el asador
al enfrentarse a este conmovedor y duro papel; Pep Munné, pese a lo
breve de su papel, por su porte, saber estar y contención perfecta en
cada frase; y la presencia magnética de Belén Blanco que basa su personaje
en la mirada y en los gestos; de Leonardo Sbaraglia no me extenderé
demasiado, ya que considero que es el más flojo de todos los actores
y no consigue retratar todo el mundo interior de su personaje, cada
vez que lo veo en una peli más seguro estoy de lo que se ha sobrevalorado
a este chico.
Si tienes una tarde libre para ir al cine y no te convence nada de lo
que ves en cartel, "La puta y la ballena" puede ser una buena opción,
eso sí, ten en cuenta de que se trata de una película difícil y exigente
con el espectador, de desgarrado dramatismo, de emociones contenidas
(y femeninas en especial), a ritmo de tango lento, que habla sobre la
muerte, sobre la soledad, sobre el amor, sobre el sexo, sobre el destino
y por encima de todo sobre la búsqueda de la felicidad en la búsqueda de la propia
identidad.
A destacar por último esa escena en la que Aitana escribe por fin su
novela y en la misma habitación se ven los personajes de la historia
del pasado que repiten los diálogos que ella escribe en su ordenador
como si fuera un teatro.
En definitiva, una película que pudo ser redonda con mayor modestia,
pero que contiene instantes de gran belleza y de cine en estado puro.
U.C. (Daniel Farriol)